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“Exigimos nuestro derecho a una educación digna”: estudiantes del colegio Darío Echandía

“Exigimos nuestro derecho a una educación digna”: estudiantes del colegio Darío Echandía

El pasado viernes 18 de junio los estudiantes del colegio Darío Echandía bloquearon la carrera Quinta de Ibagué, para exigir garantías que les permitan regresan a la educación presencial en medio de la pandemia del covid-19.

Sin embargo, la problemática del colegio no es nueva; ni siquiera producto de la pandemia. Alrededor de 700 niños y adolescentes llevan seis años esperando por unas instalaciones dignas, con las que puedan tener un proceso educativo de calidad. Pero la infraestructura del colegio cada día presenta peores condiciones, pues está a punto del colapso.

Hace dos meses el alcalde Andrés Hurtado reveló que se estudiaba la posibilidad de demoler completamente la infraestructura de este colegio, debido al avanzado estado de abandono que alcanzó. Precisamente, los estudiantes reclamaban que la demolición sea inmediata, e inicien con la reconstrucción, pues aseguran que no tienen garantías para regresar a las clases presenciales el próximo 15 de julio, como lo anunció recientemente la ministra de Educación.

De acuerdo con Juan David Suache, personero estudiantil del colegio, la infraestructura del Darío Echandía era pésima antes de la pandemia, pero, ahora es todavía peor. “El colegio ha sufrido un deterioro mayor, ya que, no hemos estado en la institución. Cuando asistíamos por lo menos barrían, pero ahora nada. De todas maneras la infraestructura desde antes estaba a punto de colapsar”, señaló.

Las indicaciones del Ministerio de Educación hablan de regresar a clases presenciales el próximo 15 de julio. En el caso del colegio Darío Echandía, más allá del deterioro de la infraestructura, lo cierto es que los espacios impedirían mantener medidas de bioseguridad básicas como el distanciamiento físico.

Realmente no podemos tener un retorno a la presencialidad, ya que, en cada salón habían de a 30 o 40 estudiantes. Son salones muy pequeños, a los profesores les toca pasar de lado entre las filas. Desde antes las clases eran muy difíciles. Por ejemplo, en el segundo piso los olores de las drogas que se consumen en el parque no nos dejaban trabajar, nos tocaba irnos para el patio”, aseguró Juan David.

Ese panorama desalentador es el mismo de las baterías sanitarias u otros espacios que serían claves para mantener el autocuidado. “Presentan humedades, filtraciones. Realmente toda la planta física impide regresar a la presencialidad. Ni siquiera para pensar en una alternancia”, agregó.

La comunidad educativa del colegio Darío Echandía rechaza unas posibles adecuaciones o simples mejoras a su plata física. Piden que el colegio sea demolido y reconstruido por completo.

“Hemos pedido al Gobierno que nos mande a una institución alterna, que nosotros vamos a hacer lo posible para llegar hasta allí. Esto mientras construyen el nuevo colegio, porque realmente están jugando con la vida de los estudiantes (…) Yo creo que no quieren que tengamos una educación digna”, enfatizó el personero estudiantil.

De otro lado, los docentes del colegio afirman que están dispuestos a regresar cuanto antes a la presencialidad, pero exigen garantías mínimas. “Siempre hemos tenido un colegio muy deteriorado, y en esta pandemia se ha agudizado la problemática”, acotó Marta Guzmán, profesora del Darío Echandía. 

La docente también se refirió al temor del contagio por covid-19. “Mi hermano murió de covid, y yo sé lo difícil que es estar uno contagiado de covid. En mi familia lo vivimos. La ministra nos dice que regresemos a las instituciones, pero en nuestro caso hay que entender que las instalaciones no lo permiten. Llevamos seis años esperando, han pasado tres administraciones y nada”, reclamó ella.

Por tanto, los estudiantes y padres de familia del colegio Darío Echandía anuncian que entrarán en una especie de paro, en caso de no contar con unas instalaciones dignas para regresar a las clases presenciales en el mes de julio. “Nosotros como profesores estaríamos dispuestos a apoyarlos, porque la problemática no es solo de los muchachos, sino de toda la comunidad”, sentenció Marta Guzmán.

Lo más preocupante es que el colegio Darío Echandía no es el único de Ibagué que presenta condiciones dramáticas de cara a la presencialidad. Instituciones como La Sagrada Familia, el San Pedro Alejandrino, José Celestino Mutis, entre otras, afrontan una problemática similar.

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