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Barra de Millonarios en Ibagué, realiza trabajo social en zona rural

Barra de Millonarios en Ibagué, realiza trabajo social en zona rural

Cuando se habla de barras futboleras en nuestro país, es imposible pasar por alto temas como: drogadicción, peleas, delincuencia y otros estigmas sociales.

En la Ciudad Musical de Colombia, nace  "La Villa de Ibagué", un grupo de amigos, hinchas del famoso embajador, Millonarios.

Ellos se reúnen  a ver partidos, viajan, realizan integraciones y muchas cosas más, pero este no es su único objetivo, la idea de ellos no es solo apoyar a su equipo, quieren generar un aporte a la sociedad, un  ejemplo a los nuevos integrantes de diferentes barras, para que se den cuenta que por medio de proyectos sociales, se pueden lograr cambios en el pensamiento de muchas personas, para que dejen de ver al barrista como una persona mala.

Desde años atrás la "La Villa de Ibagué", ha realizado la famosa Navidad Azul, donde se reúnen fondos para entregar obsequios y alimentación a los más necesitados el 24 de diciembre, esto por medio de colectas realizadas en los diferentes partidos que se reúnen a ver.

Este año uno de sus integrantes aportó una nueva idea en el tema de educación,  recorriendo ciertas zonas en su bicicleta se dio cuenta que la institución Fernando Villalobos Arango del corregimiento el Totumo, de  la sede La Montaña, necesitaba ayuda para sus 10 estudiantes, en materia de útiles escolares, así que con esto se empezó a realizar la colecta para poder lograr el primer objetivo de este año.

Los integrantes de la barra "La Villa de Ibagué", unas 30 personas aproximadamente, inician el recorrido  a las 8 de la mañana, y estaban listos para tener un día diferente con los alumnos de esta escuela, no podía faltar la presencia del profe Reinerio Zamora, quien hace parte de esta labor tan importante, para aquellos chicos que reciben sus clases desde las 7 de la mañana, de lunes a viernes.

Para llegar a este lugar, el medio de transporte que se utilizó fueron motos, las cuales tocó dejar a mitad de camino, porque debido a las lluvias, la carretera no estaba en buenas condiciones, media hora a pie nos separaban de ver a los chicos que estaban ansiosos de pasar una mañana diferente, con juegos, refrigerios  y regalos.

En medio de la caminata el profe nos cuenta que la cantidad de niños que van a esta escuela, varían debido a que quienes frecuentan estas zonas, son personas dedicadas a cuidar las fincas y por ende se pasan de vereda en vereda, pero esto no es ningún impedimento para que los chicos reciban sus clases, de preescolar a quinto.

La metodología que se utiliza para las clases, es la llamada Escuela Nueva; esta se usa en las sedes que están muy alejadas de la parte urbana, para que los niños puedan tener acceso a la educación, el profesor debe tener todos los grados que existan en el momento en el caso del profe, dicta clase a niños de preescolar, primero, cuarto y quinto.

Los minutos iban pasando y nos acercábamos a nuestro destino, la caminata en medio de ciclistas, campesinos, animales y los cantos de los chicos de la Villa, hacían que este fuera más ameno, el llegar a la escuela y ver a los niños tan felices de tener una mañana diferente borró totalmente el cansancio de muchos  para llegar a la escuela.

Las condiciones de la escuela no son muy buenas, los baños son antihigiénicos, el parque está un poco deteriorado, los pupitres en mal estado,  pero aun así es tan satisfactorio ver como los niños te hablan de salir adelante, de tener un mejor futuro, de ayudar a sus familias y de enseñar a cuidar el campo a todos aquellos que hacen una pasada por este sector.

 "Villa de Ibagué" estaba lista, rondas infantiles, el juego de las sillas, el tingo tingo tango y muchos juegos más, hicieron parte de esta bella mañana.

Pero hacía falta lo más importante, palabras de parte del grupo, para reflexionar sobre lo que pasa en Colombia especialmente en el fútbol y con las llamadas barras bravas, donde se les inculca que no se necesita pelear con otras personas por no tener tu misma camiseta o no apoyar los mismos gustos, hay que respetar otras opiniones, las diferencias entre los equipos y las personas. Todos no somos iguales y otros piensan distinto a nosotros y que, todos los problemas o desacuerdos se deben solucionar pacíficamente.

Luego de esto, los chicos recibieron sus kits escolares, con abrazos que alimentaban el corazón y una sonrisa que valía más que mil palabras.

Tuve la fortuna de acompañar a los chicos de la "Villa de Ibagué", hinchas de mi equipo favorito en el Futbol profesional colombiano, aquellos de los que aprendo cada día que aunque el futbol nos une, proyectos sociales como este, puede empezar a generar cambios en la sociedad de nuestro bello País llamado Colombia.

Textos y fotos: Camila Huertas Gómez

 

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